El presidente del Congreso de Guatemala ve a la izquierda como un cáncer divisorio

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Jimmy Morales (i), presidente de Guatemala y Álvaro Arzú (d), presidente del Congreso, asisten al organismo legislativo durante la sesión solemne por el Día de la Independencia del país este próximo 15 de septiembre en la capital. Morales acusó este miércoles a los medios de comunicación de ser "esclavos" de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (Cicig), un ente auspiciado por Naciones Unidas que concluyó su labor el pasado 3 de septiembre después de 12 años. EFE/Esteban Biba
Guatemala, 11 sep (EFE).- El presidente del Congreso de Guatemala, Álvaro Arzú Escobar, hijo del exmandatario Álvaro Arzú Irigoyen, quien firmó la paz con la guerrilla en 1996, calificó a la izquierda del país de ser un "cáncer social" que es "el principio de la peor división de todas".
Al momento de hablar frente al pleno del Organismo Legislativo durante la sesión solemne en conmemoración del 198 aniversario de la independencia a la Corona española, Arzú advirtió que los "ideólogos" que impulsaron el "proyecto utópico de una sociedad sin clases" a finales del siglo XX "sobrevivieron" y ahora "buscan paralizar al Estado" y "disolver" el núcleo familiar.
Cuestionó si hay una independencia verdadera en el país centroamericano, pues lamentó que Guatemala esté "llena de contradicciones", como que "los antiguos insurgentes armados enarbolan la bandera de los derechos humanos amparados en reivindicaciones como la supuesta defensa de la tierra".
En su discurso, de más de 14 minutos, reivindicó la independencia como "el inicio" de una sociedad que, "como todas", "pasa por momentos difíciles", y por ello pidió a la población preguntarse si sigue siendo "leal al espíritu que nos dio origen como Estado soberano" e insistió en el peligro de perder lo que se llegó a lograr.
"Nada, absolutamente nada podemos darlo con hecho", dijo, y volvió a preguntar si Guatemala ha perdido "la libertad que ganamos al principio (de la independencia)" cuestionando si la capacidad de autodeterminación "dignidad de la soberanía" está en riesgo.
Aseguró que en Guatemala hay una "mayoría silenciosa y silenciada" que ve, con preocupación, "cómo se impone una forma de pensar, una forma de actuar" de los "adversarios camaleónicos" que "encuentran subterfugios para poder atacar".
Incluso hay, continuó, quien es "tan sumiso para aceptar la peor versión del malinchismo", que parte de esa "historia de una derrota política intelectual" de los insurgentes que ahora "instalaron la autoridad de las organizaciones sociales internacionales", muchas de ellas "cuestionadas en su legitimidad y ética" pues "cobran factura de la miseria y del enfrentamiento".
Estas organizaciones, enfatizó, se dedican a "empujar en nombre de los derechos humanos la ideología de género y la caduca agenda de izquierda que se niega aceptar el colapso de sus ideas".
Durante años, dijo, esos "comerciantes mercantilistas" que supuestamente fomentaron la corrupción "en favor de sus intereses" son quienes "hoy se rasgan las vestiduras mientras pactan con el socialismo internacional para mantener sus privilegios intactos".
Esa división en el país creada, según Arzú Escobar, por los izquierdistas, provoca que "nadie pueda estar seguro" y que "tarde o temprano todos suframos una pérdida".
En alusión al colectivo Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia con el Olvido y el Silencio (HIJOS) lamentó que haya quienes "sin saber lo que afirman repiten que no perdonan y no olvidan", pero aseguró que en la búsqueda de justicia "la memoria no significa que somos capaces de perdonar".
El perdón "es auténtico solo en la medida que no olvidamos", apuntó, y explicó que no se puede olvidar "el sufrimiento, pero para reparar el daño que el odio y la revancha han hecho debemos alcanzar la justicia", la cual, concluyó, "edifica, marca el camino de la historia".
Finalmente, mencionó la necesidad de "castigar con la ley a los artífices de la división, tanto a sus agentes internos como externos, aquellos que se alimentan del miedo, del odio, que viven del conflicto".
El conflicto armado guatemalteco, vivido entre 1960 y 1996, dejó más de 200.000 víctimas y 45.000 desaparecidos de manera forzada, así como 1 millón de desplazados.
Crímenes que, en un 93 por ciento son atribuidos al Ejército y sus estructuras paramilitares, mientras que el 3 por ciento se vincula a la insurgencia y el resto no fue identificado por una comisión de la ONU.
EFE
11 de septiembre de 2019
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